Si sueñas dormido, fantasías e imágenes; si sueñas despierto,
deseo o esperanza sin posibilidad de realizar. Pobre de quien
no haya sufrido las dos vertientes, de quien no haya vivido en
las dos orillas.
Cuanta realidad te desvelan los sueños, los que te transportan
a otra época, mientras duermes. Ni mejor, ni peor que la actual,
pero diferente. Cuando se respiraba mejor, y no sólo el aire,
sino la amistad, el compañerismo, la solidaridad, la forma de
ver y actuar, el cariño hacia lo que ahora nos parece insignifi-
cante. Las imagenes, de esa gran pantalla que se proyecta en
tus sueños, en blanco y negro, por supuesto, donde empiezan
a desfilar, casi siempre, las personas que has querido, en esce-
narios de otra época. Decorados a veces inspirados en el roman-
ticismo, a veces en el dramatismo, en el que todos nos esforzaba-
mos para que al final, siempre terminase en comedia.
Pero hoy, soñando despierto, estos me han transportado a la
triste realidad, a la desesperanza, de que los sueños casi nunca,
sueños son.
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