lunes, 23 de febrero de 2015
EN SOLITARIO
Cuando el sol se pierde en el horizonte, suelto amarras y abandono el
puerto. Comienzo una nueva singladura, en solitario. Sólo, con la mar
a mis pies y un cielo azul rojizo, como techo. Izo velas. El flojo viento de
poniente no va a ser mi mejor aliado. Lentamente, me voy alejando, por
delante, una inmesidad que se torna grisacea, detras voy dejando las
luces, que se notan parpadeantes, como si hicieran un guiño, agradeciendo
mi estancia.
Parto, sin rumbo fijo, tratando de buscar mejores horizontes, que los que
voy dejando a mi popa.
Tras horas de navegación, y sumido en la noche, empieza a arreciar el viento,
como queriendo alejarnos rapidamente. La luna resplandece, es la luz que
ilumina la gran avenida, por la que vamos navegando.
Bien entrada la madrugada, el sueño me va venciendo. Fijo el timón.
Mañana, cuando despierte, ¿ que me deparara el horizonte?
Buenas noches.
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