viernes, 29 de mayo de 2015
EL ÚLTIMO PRESIDENTE
A LA MEMORIA DE D. FERNANDO VALERA APARICIO
(ULTIMO PRESIDENTE DE LA REPUBLICA EN EL EXILIO)
Cuando transcurre el siglo XXI, seguimos sumidos, y no por arte de ma-
gia, sino por mandato expreso de quien privó de las libertades básicas a
este país, durante cuarenta años, en una monarquia, que nos traslada en el
tiempo, al feudalismo del siglo XV. O sea, que no sólo, se levanto en armas
contra el gobierno, democraticamente constituido, sino que tras cuarenta
años de implacable dictadura, nos dejó la monarquia, en su testamento. Y
lo peor: consiguió su proposito.
Sinceramente, creo que habia que haber dado al pueblo, en aquel momento,
la oportunidad de pronunciarse. La memoria de unos y el exilio de otros, lo
merecian. No hubo opción. ¿La habrá algún día?
Por eso, hoy desde aquí, quiero honrar la memoria de D. Fernando Valera
Aparicio, politico y escritor extremeño, que tuvo el honor de ser el último
Presidente de la República en el exilio.
Fué uno de los fundadores de Unión Repúblicana Democratrica Española,
en un desesperado intento de aglutinar a todos los sectores repúblicanos del
exilio.
En 1.962, participó, junto a otros politicos y representantes españoles en el
IV Congreso del Movimiento Europeo ( calificado despectivamente por el
Regimen, como el Contubernio de Munich ), donde se alcanzó la unidad de
toda la oposición antifranquista, (tanto interior, como la del exilio).
El 28 de Febrero de 1.971, sucedió a Claudio Sanchez-Albornoz, como jefe
del Gobierno Repúblicano en el exilio. Ejerció el cargo hasta 1.977, cuando
se aceptó, la legalidad de las elecciones de ese año,( las primeras desde la II
República), acordandose la disolución de las instituciones repúblicanas, que
seguian activas en el exilio.
Valera, no volvió a España, y permaneció en Paris, donde falleció, tras un
largo exilio, en el que seguia defendiendo la legitimidad del gobierno repú-
blicano.
Hombres, como este, eran los que creyendo en sus ideas, y muriendo con
ellas, soñaban con una España repúblicana. Espero que algún día, veamos
cumplidos sus sueños.
Un abrazo, de quien, no te conoció, pero siempre te admiró.
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