LA INCOMPETENCIA DE UN PAÍS, Y LA COMPLICIDAD
DE QUIEN LO CONSIENTE
Mientras en España, se disfrutaba de una semana de desfiles procesionales,
playas con ambiente veraniego, pueblos y ciudades, disfrutando y haciendo
disfrutar a sus visitantes, unos espeleologos españoles, decidieron vivir este
periodo vacacional, disfrutando de su "pasión", la montaña, y sin pretenderlo
nos han hecho vivir un episodio dantesco, que en todos albergaba esperanza,
cuando se produjo la noticia, pero que desgraciadamente, su final, se ha escrito
con letras de sangre.
Todo el que ha seguido, la suerte de nuestros montañeros, se ha visto envuelto
en la más indolente de las impotencias. Pasaba un día, otro, otro.....y permane-
cian en el fondo de la montaña, sin que nadie, repito, nadie, de los equipos de
rescate del país vecino, encontraran una vía rápida y segura para despertarlos de
aquel mal sueño, despiertos, que estaban padeciendo.
No se puede poner nadie en su lugar, pero muchos hemos sentido, por algún
momento, en forma de rabia contenida, la sensación de abandono, que estaban
sufriendo.
El tiempo iba jugando en contra de todos.Como siempre, en estos casos, se ha-
bia convertido en el peor de los enemigos, hasta el punto de llevarse la vida de
un segundo montañero. El tercero, felizmente, se encuentra entre nosotros.
Y lo que todos hemos sufrido y deducido, durante este corto, y a la vez, largo
periodo de tiempo, nos lo ha podido corroborar él, con sus estremecedoras
declaraciones.
No puede haber marcha atrás. Pero como han transcurrido los hechos, no cabe
la menor duda, de que surgen preguntas, que ojala no hubiera habido ocasión,
para plantearlas, pero que en este caso, son inevitables.
La gestión, colaboración, preocupación, del gobierno de nuestro país, ha dejado
mucho que desear. No es hora de lamentaciones, pero si, de recriminaciones.
No se le pueden quitar responsabilidades al gobierno del país vecino, diciendo
que han hecho todo lo humanamente posible, porqué hay, milagrosamente, un
testigo, que nos ha podido expresar todo lo contrario, con su narración, de lo
acaecido. No quiero señalar directamente a nadie, pero si me acordaré de algu-
nos, españoles y marroquíes, que llevaran por siempre, sobre sus conciencias,
el lastre de la muerte, de dos personas.
Nada que agradecer, sino todo lo contrario, al gobierno de Marruecos, que en
connivencia con el de España, han llevado de la mano, a la perfección, el tanto
monta, monta tanto. Eso sí, para conducirnos al desastre.
Así, que para mi, y para siempre, merece el apelativo de "país non grato".
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